LOS AMABA



Los amaba a todos
Sus cuerpos eran como la espuma del mar
acariciando mis pechos
Y los gozaba
enajenada, hambrienta
reencontrándome con el mango jugoso
no protegía mi emoción
vaciándome ilusionada
para despertar
enredada en las sábanas de un extraño
que me inyectaba una nueva ansía
hasta la siguiente vez…
o la siguiente madrugada.

Sus besos
se volvieron añoranza
no existía mejor almohada que su pecho
me escape por las escaleras
deslizándome en otros abrazos
comparando su cadencia
hasta que su amor se me volvió nostalgia
Adicta a sus orgasmos
los repetí en cada cuerpo
riendo de su ausencia
mientras mis huesos se elevaban por las costillas
y una congoja visceral
me pedía a retorcijones su presencia

y lo busqué en los bares
y lo llamé por las olas
y lo amé de luna llena a luna llena
y me olvidé de otros goces
deleitándome de su olor
de sus ojos moros
hasta que zarpó
dejándome varada
enmohecida
oyendo los cantos de Baco
las promesas de Zeus

Mi cuerpo se erosionó
De mis ojos brotaba sal
quemando su recuerdo
gritando que ya no doliera
su nombre, su voz, su olor.
Me restringí al sabor de las flores
al olor de los cuerpos
a la calidez del beso
acordoné mis ilusiones
en la médula de mis huesos
y te recordé con dolor
y te recordé con destrucción
y te recordé con amor

Me volqué al destierro
de sus recuerdos
atravesé millas de verdor
donde no existiera vestigio de su paso
ni color de su memoria
en un lugar donde no era ni sería
y bebí, y goce
harté mis vacíos de regocijo

Las flores aparecieron
como atisbo de primavera
presagio de olores
difuminando su ser
acercando mi vida
recuperando la energía
Volví a camas olvidadas
a goces conocidos
a abrazos extrañados
a viejos y nuevos olores
mientras su recuerdo se volvía letra
encadenándose en palabras
brotando poesía.

Pecosina
Febrero 27 del 2007.
CECILIA SALAZAR DÍAZ

OJOS MOROS


Siguió el camino
Y se encontró con sus ojos
Sus ojos moros
que estaban en todo
en las paredes
en el olvido
en la espera como futuro
Sus ojos que no eran de mar
eran de infierno

Desterrada de su paisaje
no distingue más que su imagen
grabada en otros territorios
que intenta aprehender
para acordarse de su olvido

Su olor se le asoma a la memoria
como afrodisíaco posible
en la aproximación
de cuerpos extraños
con los cuales saciar
el deseo acumulado

Y escucha sus delicados sabores
a tierra y lujuria
brotándola
de letanías paganas
Adoración mortal
a sus esplendores nocturnos

Sabor a concierto de piano
notas eróticas que bebía con ansias
recuerdos de sus colores de invierno
y de sus bajos tonos primaverales
calor que se asomara
entre sus muslos
cuando exhausta
de sus melodías
se entregaba al descanso del estío

Exilio tántalico
del cual no podrán regresar
porque han quemado las naves
han interpuesto mares oceánicos
No alcanzaría la vida
para fundar
otra existencia
porque VIDA y AMOR
no tienen sinónimos

Él que era patria
se ha convertido en exilio
Él que era puerto
se ha convertido en tormenta
Él que era cielo
se ha convertido en averno
Él que era amor
no deja de ser amor
¿Qué más podría hacer
que devolver sus palabras
brotando de su pluma?

Él la escribe y reinscribe
Lejanamente, impertérrito
como Dios ante su obra
dejada tirada
después
de siete días se creación
Maldito Dios
maldito él

Cuenta los días
de menstruación
a menstruación
Como antes los contó
esperando a la hija suya
No la fertilizo
ya no habrá
más hijas

Su paisaje
con sus ojos moros
sigue siendo exótico
Aroma de piel morena
manos bellas
de vientos del sur
Mientras, el suyo
mestizo sin raíces
se deprime día a día

Ya no es, ya no será
Él fue el todo de la nada
hoy es la nada del todo



PECOSINA
FEBRERO DEL 2007
CECILIA SALAZAR DÍAZ.

No me tienes que dar las gracias, sólo estoy reconstruyendo lo que un día me robaron...


Remendando mi niña violada
Zurciendo mis sueños
Bordando mi pasado
Tejiendo mí historia
Hilvanando mis desamores

Cocinando nuestros encuentros
Amasando nuestra amistad
Guisando nuestras historias
Aliñando nuestro abandono
Condimentando nuestro afecto

Rescribiendo mis vínculos
Narrando mi futuro
Anotando mis deseos
Redactando nuestras coincidencias

Encendiendo mis luces
Prendiendo tus fuegos
Iluminando tu alma
Irradiando mí ser

Recreando mi maternidad
Rehaciendo mi altruismo
Regenerando mi espíritu

CECILIA SALAZAR DÍAZ
22 de junio del 2007

PRÁXEDES

Entré en el sueño
como se despierta de una pesadilla
Sentí en la bruma voces
que murmuraban mi nombre
Sentí sus abrazos húmedos
Y las lágrimas
brotaron de mis ojos
como notas de Chopin

Caminé
por oscuro corredor
Las gotas golpeaban el ladrillo
gastándolo
La melodía goteril
marcaba la ruta
Al fondo divisé tu sonrisa
mostrándome una hilera
de blancos dientes
Al otro lado
tú estabas feliz

Caminé tras la huella
de tus dientes
recogiéndolos uno a uno
La neblina se oscurecía
Sus manos me atajaban
pero entonces yo no compredí
Las voces gritaron mi nombre
me detuve a recoger los dientes
que dejabas para marcar el camino
Buscando el goce de tu cuerpo
apuraba el paso

Alguien bloqueó mi camino
Lanzó tus dientes como copos de nieve
Sentí la angustia de tu ausencia
La Patética de Bethoven
brotó de mi garganta

La mano que me sujetaba
se apoyo en mi rostro
asió mi cabeza hacia su hombro
sentí el olor de madre
y sude tu amor
con convulsiones infantiles

Al llegar la calma
mi cabeza
se apoyaba en sus rodillas
Y el hombro
y la mano
tuvieron voz
Y todo tuvo identidad
Los sonidos de su garganta
se convirtieron en letras
Mi oído
escuchó su nombre:
Práxedes

"Joven aún
me embarque hacia tu ruta
Buscaba la libertad
más allá del océano
Pero no eran leguas
si no siglos
no alcance a vivirlos
para verlos"

"Crucé el macizo Andino
en busca de ese terruño
en el cual me habían jurado
existía la libertad
Parí seis hijos
y dos hijas
Vi nacer algunos
nietos y nietas
Sembré en los tímpanos
de ellos y ellas
la semilla de la libertad"

"Una tarde de primavera
Con el crucifijo
marcándome el pecho
rogué a Dios
mi infatigable buscar"
Él me hablo:
"Así sea
Nacerá una niña
ojos de carbón
Hija de la hija de tu hijo
que continuará tu andar
Su herencia será tu tesón
Tu búsqueda su maldición
Deberás quedar en la bruma
hasta que te encuentres con ella"

"No es el camino de los dientes
No es el camino marcado
La libertad no tiene camino
no sigas la huella de nadie
construye tu propio sendero"
Angustiada pregunté:
¿y cómo sabré qué es el camino?
Mientras se convertía en polen
alcancé sus últimas palabras
"Escucha tu cuerpo
escucha tu alma
escucha tu corazón
cuando sintonicen
en una sola sinfonía
sabrás que lo has encontrado
No avances
cuando no escuches la sinfonía"
Se deshizo
dejándome en la mano
su olor
que guarde untándolo
en mi cuello

REFLEXIONES SOBRE LA VIDA Y LA MUERTE

Tengo un hongo en mi pie izquierdo
Asoma por arriba de la uña
de mi dedo gordo

Estoy trabajando en exterminarlo
Me aplico día a día
en este menester
Lo riego con povidona
lo remojo en mercurio
Por la noche
lo lavo con cloro

De pronto
me asalta la sensación
de matar
un viviente de mí

Tengo un hongo en mi pie izquierdo
bien es un invasor
pero es parte de mí

¿Cómo extermino
a este viviente de mí?
¿Bajo que lógica
exterminadora
puedo razonar su muerte?:
Qué es antiestético
Qué pronto se reproducirá
e invadirá todo mi pie
tomando por asalto
al pie derecho

¿Serán antiestéticos los irakíes
para Bush o los libaneses
para los judíos?

Será, que cuando
los españoles
exterminaron a ochenta millones
de “americanos”
recién bautizados así
éstos no eran
más que un hongo
en el dedo gordo
del pie izquierdo de la tierra
Americanos hongos
amenazaban la estética
de una tierra modernizada

Qué miedo me da
que un día
hongos, bacterias, animales
y otras especies terrestres
escriban la historia
de las épocas
de su exterminio
Qué miedo me da

PENELOPE

A MI MADRE
I

Si la historia hubiera sido contada por el león
y no por el cazador
otro sería el mito

Ulises y yo, hacía tiempo
que no queríamos estar juntos,
pero el divorcio no existía,
y para que decir de la suerte
de una mujer sin marido.
Así que no más supo
de la guerra de Troya me informó que partía,
y yo,
puse cara trágica para la ocasión
más mi corazón
se salía del pecho de gozo.

Finalmente Helena nos hizo un gran favor
y ya no tuvimos que soportarnos,
a esta altura del martirio,
perdón,
del matrimonio,
no cabíamos en el mismo castillo.

De la mano de Telémaco,
al partir el infiel,
dije, con una sonrisa, “vuelve pronto”.
Casi cometo un acto fallido,
menos mal que Freud aún no existía,
por eso este acto no aconteció.
Para mis adentros pensé
“púdrete”
y no más hubo levado anclas
remodelé el castillo.
Al fin podría vivir a mis anchas.

II

Yo no tejía de día y destejía de noche
por fiel esposa,
como Homero lo contó.
Yo destejía,
porque creyéndome libre
del yugo del esposo
(ni tonta ni perezosa)
ponerme otro yugo quería.
En realidad
(y esto Homero lo omitió)
antes que “mi” Ulises partiera
yo quería que desapareciera.
Cansada me tenía
y muchas noches,
más de un dolor de cabeza inventé
para no cumplir mi labor de esposa.
De no haber sido así
¿por qué creen que no hubo más Telémacos?

Para que la historia sea bien contada
la verdad debe ser dicha.
Yo no esperaba
que el infiel Ulises volviera.
Por eso aquel día
que Homero inmortalizó,
mi cara de sorpresa
no era tal.
Era espanto
porque prefería
la vida de viuda,
sin tumba
donde llorar al canalla,
que la vida de esposa
atada y esclava.

El tiempo de viaje de Ulises,
que dicho sea de paso
no demoró por los imprevistos del viaje,
sino, por su inclinación a la lujuria,
yo era feliz sola
¿para qué deseaba otro yugo?
Perdón, marido.

Así es como tejer y destejer
no era virtud de viuda fiel
si no de mujer feliz,
medio libre medio esclava,
pero dueña de su porvenir.